jueves, 17 de mayo de 2012

Tríptico en la Cuadra

Sí, hoy estuve en Tríptico, un restaurante que me atraía desde hace unos meses atrás cuando asistía a mis clases de yoga. Después de ver su proceso de remodelación y aparecer en escena como un restaurante sofisticado estructuralmente, me encantó aún más estando ahí presente. La decoración es... ¿animalista?, realmente no se de estas cosas, mas se describe así: es sencilla pero da al toque, no sobrepoblado de mesas sino las justas para suficientes y acomodados comensales, los colores combinan, casi todas sus paredes son de vidrio o permiten ver hacia el exterior, haciendo del lugar un espacio más amplio quizás y más fresco. La barra, de donde sale la comida, no tiene vidrio, pero tampoco pared, dejándose ver a los cocineros trabajar que por lo que pude contar son mujeres en su mayoría... ¡así es! Pero lo que me llamó la atención de la barra es que tiene colores tenues en su parte inferior que van tornando poco a poco. No fuí de noche, no no, pero supongo que al caer el sol debe dar un ambiente bastante tranquilo y acogedor y por eso también hay que suponer que van tantas parejas por las noches, al menos eso ví cuando pasaba por ahí al salir del yoga meses atrás. Aún así, todo muy bonito, los baños también, hay algunas recomendaciones: no parece ser tan limpio como se espera que sea, pues el piso se encontraba un tanto sucio, como también el baño de mujeres, por supuesto, es dificilísimo limpiar cuando se encuentran comensales en el lugar, pero algo hay que hacer porque sino da un aspecto sucio, y es que está sucio.

Ahora bien, lo sustancial de este blog... ¿Y la comida? Pues la carta da a entender que es un restaurante fusión, realmente no me detuve a leerla por mucho tiempo pues mi padre estaba hambriento y me había esperado un rato ya, pero qué puedo decir; la carta me sorprendió un poco por tener platillos relativamente sencillos, claro, a mi parecer, lo que no me esperaba teniendo como referencia la fachada del restaurante. Hay una variedad de cebiches, sirven tequeños, pizzas, pastichos, risottos, un solo pescado pude divisar como plato principal siendo el del día de hoy el dorado, no mi favorito. Mi padre pidió de entrada un carpaccio de atún, que muestra la fusión entre comida mediterránea y ¿japonesa?, pues sí, tenía wakame por encima y una salsa con wasabi. De segundo pidió risotto de vieiras acarameladas, y si esperan comer algo que se sienta a comida, en el sentido de que es salada normalmente, no la pidan, así como si piensan en grandes cantidades, tampoco la pidan. Yo pedí milanesa de solomo, bastante blanda y en vez de estar cubierta con harina y huevo estaba cubierta de una mezcla de pan, bastante bueno, y huevo, pero un poco pasado de cocción (la cubierta) para mi gusto. Las guarniciones son variadas, en las que se incluyen tostones, mix de lechugas con tomate y cebolla picada, wakame, plátano acaramelado con papelón, si no me equivoco, entre otros. Mi elección fueron los tostones con ensalada, puesto puedes elegir dos. Y bien, no se si tenía grandes expectativas de la comida fusión o de ESA comida por lo ya antes mencionado, o si lo que expondré a continuación es lo propio; hay que recordar no soy crítico de cocina ni nada por el estilo, sólo poseo un gusto que ha llegado a convertirse en pasión: la comida, tanto comerla como hacerla. Pero a lo que vinimos, o a lo que vine yo a este espacio virtual. La milanesa estaba buena, dentro de lo que cabe decir buena. En una puntuación del 1 (malísima) al 10 (buenísima) tiene 5, porque estaba seca, lo que me hizo pensar si podría traer alguna salsita aparte, sería mejor. Los tostones eran muy normales, los que preparo en mi casa llegan a ser mejores; tenían poco sabor, al menos más sal podrían ponerle y también una salsa, o prepararlos con una sazón de ajos con especies, aquí tanteando. La ensalada, ay ensalada. Confieso me da miedo pedir ensaladas en al comer fuera de casa porque la angustia de si están bien lavadas o no sus ingredientes, especialmente la lechuga, me preocupa, pero supongo que me arriesgué y por qué no, es un restaurante un tanto reconocido en la zona. Pero, y aquí viene mi mayor desconformidad; la ensalada estaba aceitosa y con un sabor extra que lo he sentido en repetidas ocasiones en ensaladas de restaurantes de bajo nivel. Sí sí sí, no se qué exactamente es ese sabor, si el vinagre balsámico utilizado o el propio aceite que no está a una temperatura ideal, pero es un desagrado que no tolero y definió mi veredicto final. ¿Volver? No lo creo.

Para finalizar puedo agregar que la atención es bastante buena, aunque al momento de cancelar existió la disyuntiva de proporcionar la factura fiscal o no, y ay que disyuntiva. El mesonero nos había pedido los datos para proceder a realizar la factura, pero luego de haber pagado la factura no estaba hecha y la señora de caja nos preguntó si íbamos a querer factura, ya habiendo mi padre reiterado que la factura sería a su nombre; lo que nos dejó una mala impresión procedimental o de organización o qué se yo, para no pensar mal, un problema que acepto tener. Pero para no cerrar lo negativo, reitero lo positivo. El espacio está muy bien organizado y es muy agradable, la terraza que tienen es muy bonita, como, en general, el restaurante en su totalidad. La atención es buena y el postre también, que olvidé mencionar; era de manzana con almendras fileteadas y helado de mantecado. Debo entender que la sencillez es la clave del éxito por estos días, pero deben entender que los detalles tanto de la apariencia como de la comida son primordiales a la hora de dejar la mejor de las impresiones en un comensal hoy por hoy.

Gracias padre por invitarme como siempre :)

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